Un debate es una técnica comunicativa para la confrontación de ideas y posturas, entre dos o más personas, con la finalidad de exponer un tema o asunto desde diferentes ópticas. El debate es un discurso oral catalogable como un tipo de conversación estructurada.
La disertación, en cambio, es el acto comunicativo mediante el cual una persona expone, de manera razonada y metódica, sobre alguna materia. En este sentido, la disertación no implica una dinámica de debate, sino apenas la exposición sobre la postura de una persona en torno a determinado tema.
Los alumnos quieren expresar sus ideas.
Los alumnos quieren debatir y contrastar ideas.
En el aula se suelen generar momentos en los que surge el debate y la confrontación de ideas y argumentos.
Dependiendo de su espontaneidad, los debates se clasifican en formales, que son aquellos que tienen un formato preestablecido, así como un tópico específico a discutir, y que cuentan con un moderador; e informales o espontáneos, que son aquellos en que el tema de debate no es previamente acordado, no existe un moderador directo y prima la libertad de argumentación.
Su objetivo es plantear, exponer y enfrentar ideas u opiniones diferentes acerca de un determinado tema planteado que debe ser polémico, o al menos, discutible desde diversos puntos de vista. Se caracteriza por ser una discusión estructurada con réplicas por parte de un equipo defensor y por otro que esté en contra de la afirmación planteada. Precisa de una investigación documental rigurosa para poder replicar con fundamentos.
Todo debate tiene el cometido fundamental de contrastar los puntos de vista disponibles en una materia, a través de dos o más expositores, de manera seria, argumentada y frontal, de modo tal que quienes asistan al debate puedan recibir información pertinente y puedan hacerse una opinión propia.
Esto significa que el cometido del debate no es realmente ganar, pues no se trata de un concurso, si bien cada orador se esforzará por convencer lo más posible a los demás de su punto de vista, como es normal.
El debate se puede utilizar como una estrategia a trabajar con los estudiantes dentro del aula. ¿Cómo contribuye a la formación de los estudiantes?
Permite que los estudiantes activen procesos cognitivos asociados a la organización de la información, tanto interna como externa. A través de los ejercicios de debate, los participantes tienen la oportunidad de actuar en el proceso de construcción de conocimiento, en un ámbito en el cual los argumentos y no los individuos o sus convicciones son puestos a prueba.
Se utiliza durante el momento de desarrollo de la clase, con el fin de enfrentar una situación desde distintas perspectivas, fomentando la argumentación y discusión. La práctica del debate permite explorar de manera crítica los múltiples puntos de vista en torno a un mismo tema y revela las razones detrás de aquellas posiciones que, a menudo, no comprendemos, no compartimos y nos producen rechazo.
Permite potenciar en los estudiantes el desarrollo de competencias que requieren: pensamiento crítico y lógico, trabajo en equipo, uso de recursos del lenguaje y de la comunicación no verbal.
Contribuye a preparar a los participantes para dirimir conflictos de manera más eficaz, mejorando su capacidad crítica, es decir, sus habilidades para construir y analizar argumentos y para compartir sus ideas con los demás.
Favorece la formación de una ciudadanía activa para la que se requieren herramientas de pensamiento crítico y habilidades de comunicación no sólo para expresarse, sino también para escuchar.
Además, prepara a los estudiantes para enfrentar situaciones de presión y a la defensa argumentada de ideas y planteamientos, ya que deben seleccionar información desde diversas fuentes fiables y aplicarlas en la estructuración de una argumentación.
En un ambiente escolar y académico, el debate resulta una herramienta útil para analizar temas de estudio y permitir alcanzar un mayor nivel de conciencia. No se trata de una pelea o de una burla hacia el otro, sino de una conversación entre personas que se respetan y se escuchan.
El ejercicio del debate nos invita a ponernos en el lugar del otro, lo que posibilita su entendimiento y el reconocimiento de sus razones. Es esa empatía la que favorece la tolerancia, el reconocimiento y la comprensión del otro.
Favorece una tolerancia crítica: no sólo se trata de aceptar la existencia de opiniones divergentes, se trata de acercarnos a ellas, a sus razones y a cómo han sido construidas.
Tema a debatir: el núcleo del debate se suele plantear como una controversia a discutir. Por lo general, el tema a debatir debe ser interesante y, en cierto modo, controvertido, es decir, un tema en el que pueda haber diversas posturas, opiniones e interpretaciones.
Reglas del trabajo: el docente debe definir reglas de trabajo (tiempos, entregas, comportamiento durante el debate) y los roles que asumirán los estudiantes. Además, del formato del debate que se realizará, decidir si se permitirá la contra-argumentación del equipo contrario de manera inmediata o después de la defensa de los planteamientos iniciales . Deberá definir si se aceptarán preguntas del público presente y si éste recogerá de ellos apreciaciones del manejo de cada uno de los equipos en cuanto al manejo de los argumentos que son defendidos.
Preparación de la argumentación: se solicita a los estudiantes que se informen del tema a través de textos, entrevistas, y otros medios de información confiables, con el fin de preparar la argumentación a ser utilizada en la presentación. Estimula el proceso de aprendizaje y ayuda a que exista una buena dinámica grupal.
Definición de roles por grupo: a partir del tema elegido, una primera opción consistirá en dividir el curso en dos grupos, donde uno de ellos es el equipo defensor de una postura, y el otro constituye la contraparte. Sin embargo, si se desea asegurar la participación de todos los alumnos, es posible dividir el curso en grupos más pequeños de cuatro o cinco componentes, con el propósito de promover la argumentación y contra-argumentación de los estudiantes.
Organización del espacio: los expositores deben organizarse de manera interna, distribuyéndose las funciones que cumplirán al interior de sus grupos, tanto a favor como en contra, por ejemplo, quien dirigirá al grupo, quiénes intervendrán en el debate, etc.
Implementación de un debate en clases.
Tras planificar la estructura y forma del debate es la hora de implementarlo en el aula.
Para ello los alumnos seguirán unos pasos:
Etapa de Investigación: en esta etapa se reúne evidencia necesaria asociada a la posición que se defiende.
Etapa de discriminación de la información relevante: en este momento se debiesen realizar las siguientes acciones, lluvia de ideas en torno a las evidencias encontradas en cada equipo de debate, análisis de la audiencia potencial (identificar el tipo de personas que estarán en el público y su nivel de comprensión e interés en el tema a plantear) y análisis del jurado que evaluará al equipo.
Etapa de análisis de las tesis fundamentales de las posiciones en debate: definición del tipo de proposiciones o tesis que se relevarán como principales, secundarias y complementarias.
Etapa de la redacción de los argumentos: elaboración de afirmaciones, razonamiento y evidencias.
Etapa de la preparación de la contra-argumentación o refutación.
Etapa de “ataques” a los argumentos contrarios para anularlos y quitarles valor (objetar ideas, términos, exponer inconsistencias, etc.)
Puesta en escena de la situación de los equipos de debate. El discurso del que se da cuenta tendrá que ser creíble, sencillo y que retenga la atención del público. Por otra parte, debiese considerarse el uso de la voz, cuidando cuestiones como la dicción, la fluidez, la modulación y una velocidad adecuada. Un elemento más a considerar es el uso del cuerpo, es decir el dominio escénico y los gestos.
Modo presentación